
“Intentamos encontrar personas que necesitan nuestra asistencia, lo que a veces implica buscar en las zonas más pobres y preguntar a los vecinos si conocen a alguien que tenga problemas serios”, explica Ji-Hye Kim, una de las jóvenes voluntarias que participa activamente en el programa Molino de esperanza que la Cruz Roja Coreana lleva a cabo en el distrito de Dobong-gu de Seúl.